Existen varios tipos de aneurisma de aorta, un trastorno vascular para cuyo tratamiento puede ser suficiente, en algunos casos, la simple adopción de unos hábitos de vida saludables y/o la administración de ciertos fármacos.
En los aneurismas de cierta envergadura, el cirujano habrá de reparar la zona dañada de la arteria implantando una prótesis. Esto puede hacerse mediante dos tipos de cirugías cardíacas, la convencional y la endoscópica.
¿Qué es el aneurisma de aorta?
Un aneurisma de aorta es una afección vascular que se caracteriza por una dilatación o ensanchamiento anormal de la arteria aorta, que es la arteria principal de nuestro organismo.
Cuanto mayor sea el ensanchamiento o dilatación, mayor será la probabilidad de que esta termine rompiéndose o de que se produzca una disección en la misma.
Dado el gran caudal sanguíneo que circula por la aorta, cuando esta se fisura o se rompe, la consecuencia inevitable es una hemorragia interna de gran magnitud que puede resultar letal, según el lugar de la arteria aorta donde se produzca la rotura y de la importancia de esta última.
Tanto es así que la disección o rotura de un aneurisma de aorta tiene la consideración de urgencia médica. Además, se trata de una afección que siempre precisa de tratamiento inmediato tras su diagnóstico, incluso si el aneurisma detectado es muy incipiente o de pequeño tamaño.
En estos casos, la detección y el tratamiento tempranos son las mejores herramientas para ralentizar y controlar la dilatación, previniendo las posibles roturas y rebajando la probabilidad de que en el futuro sea preciso realizar el tratamiento quirúrgico.
¿Qué provoca un aneurisma en la aorta?
Estas son las principales causas que llevan a que se produzca un aneurisma de aorta:
- Aterosclerosis (pérdida de flexibilidad de las arterias).
- Trastornos vasculares derivados de unos malos hábitos vitales (como el tabaquismo, la obesidad, el consumo excesivo de alcohol y el sedentarismo).
- Degeneración vascular natural, provocada por la edad.
- Inflamación de la arteria aorta. Por ejemplo, a causa de una infección (como la sífilis) o de una vasculitis autoinmune.
- Traumatismos graves (raramente).
De todas ellas, la causa principal de que se produzca un aneurisma de aorta es, sin duda alguna, la aterosclerosis. Si el paciente padece también de hipertensión arterial, es más probable que el aneurisma progrese con rapidez y también que se produzca la rotura del vaso.
Por otra parte, las personas fumadoras, las obesas y las que padecen diabetes son más propensas a padecer un aneurisma de aorta. Y, como suele ser habitual, la edad es un factor de riesgo que se suma a los anteriores.
Síntomas
Los síntomas de un aneurisma suelen ser inexistentes o muy inespecíficos. La mayoría de los aneurismas que se diagnostican son detectados en un control médico rutinario o durante la realización de pruebas diagnósticas relacionadas con otros trastornos.
De hecho, tres cuartas partes de los pacientes que sufren un aneurisma en la arteria aorta no experimentan ningún síntoma. En caso de observarse síntomas, estos pueden ser:
- Dolor lumbar
- Molestias en la zona abdominal
En algunos casos, la primera evidencia clínica de la existencia de un aneurisma es la propia rotura de la vena.
Tipos de aneurisma de aorta
Tres son los tipos de aneurisma de aorta clasificados según la naturaleza de la afectación de la arteria dilatada:
- Aneurisma de aorta sacular: se trata de una dilatación de las tres capas que conforman la arteria aorta. La dilatación es de carácter asimétrico, por lo que solo una parte del contorno de la arteria se ve afectada por la dilatación.
- Aneurisma de aorta fusiforme: en este caso, todo el contorno de la arteria aorta presenta dilatación en sus tres capas. Es el tipo de aneurisma de aorta más frecuente.
- Falso aneurisma o pseudoaneurisma de aorta: la dilatación no afecta a las tres capas que conforman la arteria aorta. No obstante, un pseudoaneurisma de aorta también puede romperse.
Además, atendiendo a su localización en la arteria, existen estos dos tipos de aneurisma de aorta:
- Aneurisma de aorta torácico: la dilatación se produce en la parte de la arteria que va desde el corazón hasta el abdomen, atravesando toda la zona pectoral.
- Aneurisma de aorta abdominal: en este caso, la parte de la aorta que presenta la dilatación es la que está alojada en la zona del vientre o abdomen.
Un dato adicional es que un mismo paciente puede presentar, simultáneamente, un aneurisma de aorta torácico y otro abdominal.
¿Cómo se trata el aneurisma de aorta?
El tratamiento aneurisma cardíaco depende de su tipología y del grado de afectación de la arteria.
En general, a mayor tamaño del aneurisma, más alto será el riesgo de que se produzca una fisura o rotura y, por tanto, más complejo y riguroso será el tratamiento de primera elección:
- Tratamiento sin fármacos: incluye una alimentación equilibrada y saludable, la práctica moderada de ejercicio y el control de la tensión arterial y del colesterol. Es imprescindible dejar de fumar y más que aconsejable limitar el consumo de bebidas alcohólicas.
- Tratamiento medicamentoso: como complemento terapéutico, en muchos casos es necesario que el paciente tome medicación para controlar el nivel de colesterol, la tensión arterial y/o la contractilidad del músculo cardíaco.
- Tratamiento quirúrgico: en función del grado de dilatación de la arteria y de la tipología del paciente, lo más aconsejable puede ser sustituir la parte de la arteria dañada por una prótesis, bien mediante cirugía convencional o mediante cirugía endoscópica.
A modo de orientación e independientemente de los tipos de aneurisma de aorta, suele recomendarse la prótesis cuando el aneurisma está cerca de alcanzar un tamaño de, aproximadamente, cinco centímetros y medio.
Igualmente, la implantación de una prótesis es la única solución posible cuando se ha producido la rotura o fisura súbita del aneurisma.