Reparación de la válvula tricúspide

El corazón tiene 4 válvulas para impedir que el flujo de sangre circule en sentido opuesto al deseado, gracias a un sistema de apertura y cierre de las valvas. Cuando una válvula se daña, durante la formación fetal o de manera adquirida, el corazón debe trabajar de manera anómala para intentar contrarrestar la insuficiencia valvular.

La reparación de la válvula aórtica es la cirugía más frecuente relacionada con la sustitución de una o varias válvulas cardíacas por válvulas artificiales del corazón o, dependiendo de la edad del paciente, por alguna de las nuevas válvulas biológicas. Esto es así, en parte, por el carácter conservador tradicional de los cardiólogos frente a la insuficiencia tricúspide, una tendencia hoy discutida. Veamos qué supone una reparación de la válvula tricúspide.

¿Por qué se repara la válvula tricúspide?

La válvula tricúspide es la que presenta una mayor frecuencia de casos de insuficiencia leve o moderada entre la población, muchos de ellos, sin embargo, son asintomáticos. Se opera con menor frecuencia porque, si la afectación es ligera y no avanza, suele ser preferible no someterse al riesgo de una cirugía cardíaca y emplear en su lugar tratamientos farmacológicos, junto con un estilo de vida adecuado y, por supuesto, revisiones periódicas. La mayoría de las veces la válvula tricúspide falla cuando en el corazón del adulto hay patología de la válvula mitral y entonces cuando se opera esta última se actúa reparando la tricúspide, otras veces falla porque se mete un cable de marcapasos a su través, y es rara la aparición de una endocarditis tricúspide (más frecuente en adictos a las drogas)

La propia estructura de la válvula tricúspide, compuesta por 3 valvas en lugar de 2, explica la mayor frecuencia de casos leves entre la población en general y, a la vez, el hecho de que sea menos sencillo predecir el resultado de una cirugía de sustitución de la tricúspide. Cuando no se puede reparar la válvula tricúspide se hace necesario una prótesis, pero hay que tener cuidado porque requiere niveles de anticoagulación muy altos con el consecuente riesgo de hemorragias

Sin embargo, cuando la válvula tricúspide presenta una afectación de moderada en adelante, o cuando el corazón comienza a dar muestras de descompensación, toca plantearse la solución quirúrgica. Además, muchos pacientes con insuficiencia tricúspide presentan algún otro problema valvular, en especial en la parte izquierda del corazón como ya hemos comentado antes

Se ha comprobado que la actuación sobre la válvula tricúspide en el contexto de un procedimiento, generalmente polivalvular, no supone un incremento significativo del riesgo quirúrgico o posoperatorio, por eso ahora se estudia cada caso en función del estado general del corazón, alejándonos a veces del criterio conservador adoptado hasta hace poco tiempo.

Por lo general, en la cirugía de reparación o de reemplazo de la válvula tricúspide, corregimos alguno de los siguientes problemas:

  • Regurgitación de la válvula tricúspide. Se da en muchas enfermedades cardíacas y consiste en el flujo parcial de la sangre en sentido contrario por la válvula tricúspide hasta la cavidad superior derecha del corazón (aurícula derecha).
  • Estenosis de la válvula tricúspide. Es un estrechamiento o un bloqueo de la tricúspide, cuya consecuencia es que la sangre se mueve con mayor dificultad desde la cavidad superior derecha del corazón (aurícula derecha) hasta la cavidad inferior derecha del corazón (ventrículo derecho). La estenosis de la válvula tricúspide puede presentarse junto con regurgitación tricúspide y es más frecuente en procesos reumáticos
  • Atresia tricuspídea. Es un defecto cardíaco congénito, que provoca que la válvula tricúspide no se forme y, en lugar de la válvula, entre las cavidades del corazón hay tejido sólido que limita el flujo sanguíneo. Esto lleva a un ventrículo derecho no desarrollado por completo.

Reparación y remplazo de la válvula tricúspide

reparacion de la valvula tricuspide

Dependiendo del daño de la válvula tricúspide y del estado general del corazón, puede ser más aconsejable la reparación de la válvula o la sustitución total de la misma, pasando a colocar una válvula artificial en su lugar. Esta decisión debe tomarla el cirujano, aunque debe hablarlo antes con el paciente, dado que previamente se realizarán varias pruebas para conocer con detalle la estructura interna del corazón y de las válvulas afectadas. Las cirugías de reparación valvular pueden ser:

Anuloplastia

La intervención busca devolver al anillo que rodea la válvula la tensión y fortaleza normal, con el fin de evitar un reflujo en la sangre.

Valvuloplastia

En este caso, con la ayuda de un catéter, se opera sobre la válvula, en general ensanchándola para que fluya mejor la sangre. Si se necesita un ensanchamiento valvular, el catéter permitirá colocar una especie de globo en el interior del corazón, para que el cirujano sepa por dónde debe cortar, y retirarlo al finalizar. Este procedimiento requiere del uso de un contraste o de rayos X.

Otros tipos de cirugía

Existen procedimientos híbridos entre valvuloplastia y anuloplastia, además de la sustitución completa.

Tipos de prótesis que se implantan

Estos son los dos tipos de prótesis que se suelen implantar:

  • Prótesis mecánicas. Fueron las primeras en utilizarse y continúan en uso por la constante investigación y mejora de los diseños, y porque su esperanza de vida es superior que la de las válvulas realizadas con tejidos biológicos, a día de hoy. Riesgo hemorrágico y niveles altos de sintrom.
  • Prótesis biológicas. Más parecidas a una válvula real, se componen de células cultivadas en laboratorio o de tejidos de otros animales. Suelen ofrecer menores problemas ante un exceso de coagulación, pero todavía no permiten una vida útil de la válvula de repuesto tan larga como nos gustaría, por lo que se debe tener en cuenta la edad y la esperanza de vida del paciente que la va a recibir.

Cuando una válvula artificial, mecánica o biológica, se daña, es necesaria una nueva cirugía de sustitución de la misma por otra.

Riesgos

Toda cirugía tiene sus riesgos, y los pacientes cardíacos son especialmente delicados con la anestesia general. Sin embargo, la reparación de la válvula tricúspide no es una cirugía especialmente complicada y, de salir algo mal, por lo general, se puede proceder a la sustitución total de la válvula por una artificial.

Al margen de los riesgos inherentes a la anestesia, existe peligro de formación de coágulos, que se controlan con anticoagulantes, y de infecciones, para lo que se emplea profilaxis antibiótica. También existe el riesgo de hemorragia interna y de ictus.

Esperanza de vida de una persona con reparación de la válvula tricúspide

Hemos señalado que la tricúspide es la válvula del corazón sobre la que podemos predecir resultados con una menor certeza. Para hablar de esperanza de vida, hace falta tener en cuenta si la cirugía corregiría un problema valvular y el corazón quedaría sano o si ese corazón precisa de otras intervenciones, también si presenta zonas engrosadas a causa de años de insuficiencia valvular.

Sin embargo, lo que más interviene en la esperanza de vida de un paciente operado de la válvula tricúspide, una vez superada la operación y el posoperatorio, es su estilo de vida. El paciente pasará a estar medicado de por vida y puede sentirse tan bien como para creer que tiene un corazón nuevo, cosa que no es del todo cierta.

Por supuesto, una vez resuelta la insuficiencia tricúspide, es posible que el paciente pueda hacer más cosas que antes y que se le prescriba cierta actividad física, pero siempre debe mantener un estilo de vida saludable y no saltarse las revisiones periódicas. Tampoco puede abandonar la medicación. La diferencia en la esperanza de vida entre un paciente cuidadoso y otro que no lo es puede ser de 20 años.

 

La posición conservadora en la cirugía de sustitución o de reparación de la válvula tricúspide se va dejando atrás al ver cómo en pacientes con varias válvulas afectadas, la sustitución o reparación de la válvula tricúspide no aumenta el riesgo de mortalidad. Ahora, a raíz de esos datos, se valora también la conveniencia o no de una cirugía cuando la tricúspide es la única válvula afectada.

En los casos leves y triviales de afectación tricúspide, si no hay más lesiones en el corazón, no suele ser necesario el paso por quirófano, y basta con revisiones rutinarias para detectar los pocos casos en los que la lesión evolucione de forma rápida.

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