Endocarditis: causas

La endocarditis es una infección del endocardio, que es la parte interna del corazón, más concretamente de las válvulas cardíacas. Si no se trata con rapidez, puede derivar en complicaciones que ponen en peligro la vida del paciente. Por eso, es importante saber reconocer los síntomas, cómo se trata, cuáles son las causas de la endocarditis y cómo prevenirla.

Cómo se produce la endocarditis

Se produce cuando ciertos microorganismos, como bacterias o, en algunos casos, hongos como Candida, penetran en el torrente sanguíneo y llegan al corazón. Estos gérmenes se instalan en las válvulas cardíacas, donde provocan inflamación e infección. Las válvulas más frecuentemente afectadas son la mitral, la aórtica y, en menor medida, la tricúspide y la pulmonar.

La infección puede generar graves consecuencias si no se trata a tiempo, ya que puede dañar las válvulas del corazón y dar lugar a complicaciones serias que ponen en peligro la vida.

Tipos de endocarditis

Existen dos tipos principales de endocarditis

  • Endocarditis infecciosa aguda. Se desarrolla muy rápidamente, en cuestión de días o semanas, y está provocada por bacterias muy agresivas como Staphylococcus aureus. Si no se trata de manera urgente, la infección se sigue extendiendo y puede derivar en una rápida destrucción de las válvulas del corazón y fallos orgánicos.
  • Endocarditis infecciosa subaguda. Tiene un desarrollo más lento, a lo largo de semanas o meses. Las bacterias que la provocan son menos agresivas, como Streptococcus viridans. Suele afectar a personas con una enfermedad cardíaca previa, como una malformación congénita o una válvula dañada.

Causas de la endocarditis

Endocarditis causas

La endocarditis puede surgir de diversas maneras, pero en todos los casos, los gérmenes entran en el torrente sanguíneo y llegan al corazón. Estas son algunas de las causas de la endocarditis:

Infecciones bucales o procedimientos dentales

La boca es una fuente habitual de bacterias y en casos de infección oral como periodontitis o gingivitis, o después de algún procedimiento dental, estas pueden ingresar más fácilmente en el torrente sanguíneo.

Inserción de catéteres y procedimientos invasivos

Los catéteres intravenosos, que se colocan en una vena para administrar medicamentos o nutrientes, pueden ser una puerta de entrada para las bacterias. Por otra parte, los procedimientos médicos invasivos en las vías urinarias, respiratorias o digestivas también pueden suponer un riesgo, especialmente si el sistema inmunitario de la persona está debilitado.

Anomalías congénitas del corazón

Las personas que nacen con defectos cardíacos estructurales tienen más probabilidades de desarrollar endocarditis. Estas anomalías provocan zonas donde el flujo sanguíneo puede ser más turbulento, lo que facilita que las bacterias se adhieran a las paredes del corazón o a las válvulas. Además, la cirugía para corregir algunos de estos defectos también puede dejar cicatrices o implantes que atraen a las bacterias.

Antecedentes de endocarditis

Si una persona ya ha padecido endocarditis, tiene un mayor riesgo de volver a desarrollarla. Esto se debe a que las válvulas cardíacas afectadas suelen quedar dañadas o debilitadas después de una infección previa.

Uso de drogas inyectadas

Las personas que se administran drogas inyectables están expuestas a un mayor riesgo de endocarditis. Las agujas contaminadas pueden introducir bacterias directamente en el torrente sanguíneo, y el uso repetido de agujas no esterilizadas puede hacer que la infección alcance rápidamente el corazón, dañando en especial a la válvula tricúspide.

Cirugía de válvula cardíaca previa

Los pacientes que han sido sometidos a una cirugía de válvula cardíaca, ya sea para reparar o reemplazar una válvula, también son más vulnerables a padecer una endocarditis. Esto es porque las válvulas artificiales, ya sean mecánicas o biológicas, son superficies sobre las que las bacterias se pueden adherir con bastante facilidad.

También se puede producir una endocarditis sin que haya una causa clara.

Síntomas y complicaciones

Los síntomas de la endocarditis varían mucho dependiendo de la gravedad de la infección. Los más comunes son:

  • Fiebre persistente.
  • Fatiga.
  • Dolor muscular.
  • Sudores nocturnos.
  • Pérdida de peso.
  • Petequias (pequeñas manchas rojas en la piel), debido a los pequeños coágulos que la infección produce en los vasos sanguíneos.
  • Inflamación de pies y piernas.
  • Dificultad para respirar después de hacer actividad física.

Si la enfermedad no se trata inmediatamente, la infección sigue progresando y pueden desarrollarse complicaciones muy graves. Entre ellas se encuentra la insuficiencia cardíaca, puesto que las válvulas dañadas no son capaces de controlar el flujo sanguíneo.

Además, los fragmentos de la infección pueden desprenderse y viajar por el torrente sanguíneo y dar lugar a embolias, infartos o accidentes cerebrovasculares. También pueden producirse obstrucciones en otros órganos, como los riñones o los pulmones.

Diagnóstico de la endocarditis

El diagnóstico temprano es esencial para evitar dichas complicaciones. Para detectarla, se suelen realizar varias pruebas diagnósticas:

  • Hemocultivos. Esta es una prueba clave en la detección de la endocarditis. Se toman muestras de sangre y se cultivan para identificar la presencia de bacterias u hongos que puedan estar causando la infección.
  • Ecocardiografía. Se utilizan ultrasonidos para examinar el corazón y ver si hay daños en las válvulas, o si se observan vegetaciones (acumulaciones de microorganismos y células inflamatorias) en ellas.
  • Conteo sanguíneo completo. Esta prueba puede mostrar señales de infección, como un aumento en los glóbulos blancos.

Cómo prevenir

La prevención de la endocarditis es posible en muchos casos reduciendo el factor de riesgo. Para las personas vulnerables, como las que tienen válvulas cardíacas artificiales o defectos cardíacos congénitos, se suele prescribir una pauta de antibióticos profilácticos antes de procedimientos dentales o médicos invasivos.

Por otra parte, mantener una higiene bucal óptima y realizar visitas regulares al dentista también es fundamental para prevenir infecciones que terminen complicándose.

Tratamiento de la endocarditis

El tratamiento es intensivo y prolongado. Generalmente, se inicia con una terapia de antibióticos intravenosos a largo plazo, que suele durar entre 4 y 6 semanas, dependiendo del microorganismo responsable y de lo avanzada que esté la infección. Los antibióticos utilizados dependen de los resultados del hemocultivo, y el tratamiento se administra en el hospital para un monitoreo constante.

En casos graves, cuando las válvulas han sufrido daños, puede ser necesario realizar una cirugía para reparar o reemplazar la válvula afectada. Esta cirugía es urgente si la infección ha provocado insuficiencia valvular o si los fragmentos de vegetación en las válvulas están causando embolias en el paciente.

La endocarditis tiene varias causas y factores de riesgo y es una enfermedad grave, pero con un diagnóstico y tratamiento precoz, la mayoría de los pacientes puede recuperarse y tener una vida saludable. Si necesitas más información o asesoramiento sobre el tratamiento de la endocarditis, contáctanos y estudiaremos tu caso.

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