La cirugía cardiaca es en muchas ocasiones la solución definitiva a los problemas de corazón en los que la medicación u otros tratamientos no son de aplicación o son insuficientes. Conocer cómo es una operación a corazón abierto es importante para todas aquellas personas que deben someterse a ella y para las que se van a ver comprometidas de manera directa durante el pre y el postoperatorio.
La operación a corazón abierto
Cuando se habla de una operación a corazón abierto se hace referencia a aquellas en las que hay que realizar una apertura del tórax, con independencia de si el órgano en cuestión va a ser abierto o no, y para la cual se precisa del uso de una máquina corazón-pulmón.
En este tipo de operaciones es necesario detener el corazón para que el cirujano pueda actuar sobre músculos, válvulas o arterias que, de otra manera, serían imposibles de intervenir y por ello es necesario conectar al paciente a una máquina que efectúe sus funciones mientras este está parado. Esta máquina, cuya primera aparición data de 1953, ejecuta el trabajo que harían el corazón y los pulmones en una situación normal.
Primero traslada la sangre venosa que entra al corazón a un recipiente externo dónde la oxigena para a posteriori devolverla al sistema arterial a través de la aorta o la femoral permitiendo así el flujo continuo de sangre por el organismo.
Este es el funcionamiento a grandes rasgos, ya que existen otros puntos por los que pasa la sangre, como filtros o sistemas de frío/calor, antes de bombearla de nuevo al cuerpo del paciente.
La circulación extracorpórea es controlada por un especialista en perfusiones que conoce a fondo el funcionamiento de la máquina, tanto a nivel físico como lógico, además de tener los conocimientos necesarios de hemodinámica, cardiología y cirugía para integrarse en el equipo médico-quirúrgico.
Proceso de la cirugía
Como en cualquier otro procedimiento quirúrgico, de no urgencia, hay tres fases por las que pasan este tipo de intervenciones y para las que es imprescindible contar con áreas de cirugía cardiaca desde donde se controla el desarrollo de cada una de ellas.
Fase preoperatoria
Una vez se tiene un diagnóstico claro del padecimiento cardíaco comienzan las pruebas que determinan la viabilidad de la intervención.
En estos exámenes están ya involucrados todos los especialistas que van a integrar el equipo quirúrgico y médico. Por tanto, al depender de la realización de pruebas más o menos específicas y de los datos que cada uno requiera para dar el visto bueno habrá siempre un coordinador al que el paciente podrá dirigirse para resolver dudas y del cual recibirá toda la información que necesite.
Cuando ya es firme la decisión de intervenir, y se cuenta con el documento de consentimiento informado, se programa la fecha de la operación. Es a partir de aquí cuando el paciente debe poner todo de su parte y seguir las indicaciones que le hayan dado para llegar a la fecha de la operación lo más saludable posible.
Intervención
La intervención a corazón abierto requiere de la presencia en quirófano de un equipo especializado compuesto por los cirujanos cardiovasculares, el anestesiólogo, los especialistas en perfusión y las unidades de enfermería especializada.
Estos trabajan todos con la ayuda de aparatos muy sofisticados que permiten el seguimiento en tiempo real de todos los procesos y con conexiones a otros puntos del hospital desde dónde pueden recibir indicaciones de otros especialistas no presentes.
Dependiendo de la patología que se aborde, y del paciente, se tendrá que utilizar la técnica más apropiada para acceder al corazón. En la mayoría de los casos se emplea la esternotomía media, ya que permite una buena visualización de las lesiones y su postoperatorio es más llevadero que en otro tipo de toracotomías.
Todos los pasos por los que atraviesa la operación, desde que el paciente es sedado hasta que se da por finalizada, es monitorizada y queda documentada para que en el paso al postoperatorio sea fácil acceder a su consulta.
El seguimiento en estos casos se convierte en vital de cara a la mejor recuperación del paciente y para los casos en que haya que revertir alguno de los procedimientos.
Fase postoperatoria
El postoperatorio es frecuente que se realice en dos fases, la primera en una unidad de cuidados intensivos donde el paciente estará hasta que despierte de la anestesia, pueda ser desentubado y se verifique que todos los signos vitales son los adecuados. También en el tiempo de permanencia en la UCI se controlará la posible existencia de hemorragias y se evaluará el dolor de cara a mitigarlo.
La segunda fase es ya el paso a una unidad de cuidados intermedios en la planta de cardiología. Aquí comienza la recuperación física y se procederá al alta cuando el paciente tenga la autonomía suficiente para los quehaceres más básicos, esté psicológicamente preparado y el dolor se pueda controlar de forma ambulatoria.
Una vez en casa los cuidados son los habituales en una operación, aunque hay algunas indicaciones más específicas como por ejemplo el no conducir, ya que la postura que se adopta compromete la zona torácica ejerciendo una presión nada conveniente. Tampoco es aconsejable coger peso ni bañarse hasta que la herida esté bien cerrada. Por lo demás hay que tratar, poco a poco, de recuperar lo antes posible la vida de antes de la intervención y acudir al psicólogo si aparecen síntomas de depresión o temores que lo impidan.
En la actualidad una operación a corazón abierto, aunque es comprensible que solo por su nombre ya intimide, no tiene por qué ser temida más allá de lo que se temería a cualquier otra. El alto grado de especialización de los profesionales médicos junto con los avances tecnológicos y quirúrgicos hacen posible que en este tipo de intervenciones el éxito supere con creces al fracaso.
Si deseas más información sobre cómo es una operación a corazón abierto o sobre otros problemas cardíacos, contacta con nuestro equipo e intentaremos ayudarte.