La insuficiencia cardiaca (IC) se produce cuando el corazón no es capaz de bombear la sangre con normalidad debido a que tiene dañada alguna parte de las que lo componen. Suele manifestarse como dificultad al respirar o sensación de ahogo al caminar, dependiendo del grado de esfuerzo se clasifica en cuatro estadios según la NYHA I,II, III, IV, describirlos y hablar un poco de esta clasificación. En este post afrontaremos las causas y síntomas de la insuficiencia cardíaca.
El Hospital La Paz es uno de los mejores hospitales en cirugía y tratamientos cardiovasculares y su equipo médico está preparado para afrontar este tipo de enfermedad.
¿Cuáles son sus causas?
La principal causa de la insuficiencia es el infarto de miocardio, en el que parte del músculo cardiaco muere debido a una falta de irrigación sanguínea. Esto se debe a que las arterias coronarias que llevan la sangre a la zona del miocardio se encuentran obstruidas bien por un coágulo de sangre o bien por depósitos de grasa y otros elementos en las paredes arteriales.
Esta no es la única causa de la insuficiencia, ya que hay otras que pueden tener como origen factores inherentes al funcionamiento del propio organismo o proceder de fuentes externas.
- La hipertensión arterial. Es una de las más destacables y frecuentes. Tener de forma habitual una tensión arterial alta es peligroso, siendo necesario llevar un control estricto para mantener cifras por debajo de 130/80mmHg.
- Las enfermedades del propio corazón o cardiomiopatías. Este tipo de patologías dañan la tonicidad del músculo cardiaco haciéndole perder fuerza para bombear y junto con hipertensión es una de las causas más común de padecer insuficiencia cardiaca. También son la causa más frecuente de necesitar un trasplante de corazón.
- Las lesiones o enfermedades de las válvulas o valvulopatías. El corazón cuenta con cuatro válvulas, la mitral, la aórtica, la pulmonar y la tricúspide, cuya función es permitir el paso del flujo sanguíneo interno en el sentido correcto. Si falla alguna de ellas en su cierre o apertura, este orden se interrumpe provocando fallos cardiacos.
Entre los factores externos se pueden incluir desde traumas que afectan al tórax, o directamente al corazón, y el consumo de sustancias que provoquen una alteración cardiaca que derive en un infarto.
Síntomas
El principal síntoma es la disnea, pero como es una patología que no solo afecta a este órgano, sino que impide el buen funcionamiento del resto dado que no les está proporcionando el oxígeno que necesitan, pueden aparecer todo tipo de signos a los que hay que prestar atención.
- Dificultad para respirar
- Edema e hinchazón
- Astenia y debilidad muscular
- Mareos y síncopes
- Anorexia y dificultad para deglutir
- Somnolencia y cansancio extremo
- Dolor en el pecho
- Anemia por déficit de hierro
Estos pueden empeorar ante infecciones no controladas, por no seguir el tratamiento ni la dieta sin sal recomendada o por la aparición de arritmias, propias de tipos de enfermedades del corazón.
Ante su empeoramiento, y cualquiera que sea el caso, es preciso acudir con urgencia al cardiólogo porque significa que el daño cardiaco probablemente esté yendo en aumento.
Diagnóstico y tratamiento de la insuficiencia cardiaca
A la hora de diagnosticar y manejar clínicamente una IC, en la actualidad los especialistas siguen las pautas derivadas de una serie de estadios que les permiten conocer su gravedad y optar por el tratamiento más adecuado para cada paciente.
- Estadio A. En este estadio se incluyen a aquellas personas asintomáticas que sin biomarcadores elevados ni defectos estructurales del corazón son candidatos seguros de padecer IC debido a sufrir otras patologías, como diabetes o HTA, consideradas de alto riesgo.
- Estadio B. Aquí se engloban las personas que siendo asintomáticas presentan evidencia de daño estructural y en los que los biomarcadores tienen un nivel alto.
- Estadio C. En este ya se agrupan los pacientes con síntomas claros de IC, pero que aún no son considerados como agudos.
- Estadio D. Es el último estadio y comprende a los enfermos de IC que ya han pasado a un nivel grave, puesto que esta patología se manifiesta hasta en reposo.
Las pruebas que se realizan para diagnosticar son las habituales en las patologías cardiacas y respiratorias y pueden resumirse en analíticas de sangre para conocer el estado de los biomarcadores, auscultación, pruebas de esfuerzo y pruebas ecográficas y de imagen.
Respecto al tratamiento a seguir dependerá tanto del resultado de las pruebas como del estadio en que se encuentre la enfermedad, como de la salud general del enfermo y del criterio médico.
La medicación es el primer paso de cara a corregir la IC. Dependiendo de la causa que la esté provocando, el especialista recetará protectores y relajantes del corazón, diuréticos para evitar la acumulación de líquidos, betabloqueantes para bajar la tensión y un largo etcétera de fármacos que ayudan a evitar el temido fallo cardiaco.
Esta medicación debe tomarse tal y como lo marque el médico y de manera constante, ya que muchas de las recaídas graves son debidas a no seguir el tratamiento.
Una insuficiencia cardiaca tiene, como casi todas las enfermedades, una evolución lógica cuando es crónica. Sin embargo, al ser tan variables los factores que la desencadenan, puede agudizarse o presentarse de manera repentina.
Por ello es tan importante seguir las recomendaciones del especialista y ante la aparición de cualquier señal, por leve que sea, acudir al médico para que controle de nuevo las causas y síntomas de la insuficiencia cardiaca y ajuste el tratamiento.
Cuando la farmacología no es efectiva y la IC se agrava, los tratamientos que quedan son los invasivos, que pasan por la implantación de dispositivos que ayuden al corazón a cumplir su función hasta llegar a la cirugía correctiva o de reemplazo.
Factores de riesgo
Los principales factores de riesgo son la mala alimentación, entendiendo por esta aquella que es rica en grasas, azúcares y sal, la vida sedentaria, el alcoholismo, el tabaquismo, la automedicación continuada y la ingesta de sustancias psicotrópicas.
Las causas y síntomas de la insuficiencia cardiaca están también íntimamente ligadas a la edad y al estilo de vida que se lleve, y aunque en ocasiones sean inevitables; es cierto que llevar una vida saludable y evitar el estrés son de gran ayuda para que el corazón aguante más tiempo y en buenas condiciones.
Además, esto se hace imprescindible para impedir que una insuficiencia crónica se convierta en aguda y sea necesario actuar con tratamientos más radicales como el uso de un equipo de circulación mecánica o a la cirugía de urgencia.