Anuloplastia: qué es

La anuloplastia es un procedimiento correctivo utilizado en ciertos tipos de valvulopatía cardiaca y que se caracteriza por sus excelentes resultados a largo plazo.

En las siguientes líneas explicaremos qué es una valvulopatía, en qué casos de valvulopatía es necesario practicar ese tipo de intervención y qué son las cirugías cardiacas de anuloplastia.

Las valvulopatías son un conjunto de defectos, bien congénitos o adquiridos, que afectan a alguna o a varias de las válvulas del corazón (tricúspide, pulmonar, mitral o aórtica). Esas válvulas regulan el flujo sanguíneo entre las cavidades del corazón y entre este y el organismo.

Algunas de las valvulopatías tienen su origen en malformaciones o degeneraciones de los denominados anillos valvulares. Estos anillos son los que permiten que las válvulas cardiacas se cierren y abran correctamente, conque, en caso de defecto del anillo, se presentarán irregularidades en los flujos sanguíneos existentes entre las distintas cavidades del corazón y entre el músculo cardíaco y el organismo.

En estos casos, la solución pasa por practicar una anuloplastia, una intervención en la que el cirujano cardiaco reforzará, ajustará o modificará la estructura del anillo valvular defectuoso, restableciendo su funcionalidad.

Por qué es necesario practicar una anuloplastia

En todos aquellos casos en los que los defectos o malformaciones del anillo valvular impidan que la válvula se cierre o se abra de manera efectiva:

  • Una válvula que no se cierra completamente provocará que se produzca regurgitación valvular (la sangre regresa, de manera indebida, a la cavidad cardiaca de la que procede).
  • Por otra parte, una válvula cardiaca que no se abre correctamente hará que el caudal del flujo sanguíneo que circula a través de ella sea insuficiente.

Anuloplastia

Cómo se efectúa una anuloplastia

Para reparar un anillo valvular dañado es preciso utilizar un anillo artificial. Los anillos valvulares artificiales utilizados pueden ser de tela, plástico o metal.

Según el tipo de alteración del anillo valvular natural y de la gravedad de la disfunción, el cirujano cardiaco optará por emplear una prótesis rígida, semirrígida o flexible.

La prótesis debe colocarse en la base de la válvula afectada y la fijación del anillo artificial a la base valvular se efectúa mediante sutura.

Finalizada la intervención, es preciso superar un proceso de recuperación durante el que el organismo recubre con una capa celular (denominada endotelio) el anillo artificial, de tal manera que este queda perfectamente integrado en la válvula correspondiente.

Técnicas empleadas para practicar una anuloplastia:

El cirujano dispone de tres alternativas:

Cirugía abierta

Este sistema implica el uso de anestesia general y de dispositivos de circulación sanguínea extracorpórea. Además, existe la posibilidad de que se presenten imprevistos durante la intervención, como pueden ser hemorragias o alteraciones del ritmo cardíaco.

Cirugía mínimamente invasiva

Se trata de un tipo de cirugía en la que las incisiones practicadas son muy pequeñas. En ocasiones, el cirujano puede optar por utilizar la técnica endoscópica.

En ambos casos, también son necesarias la anestesia general y la circulación sanguínea extracorpórea. Sin embargo, el riesgo de complicaciones es menor y el proceso de recuperación más rápido que en el caso de la cirugía abierta.

Técnicas percutáneas de reparación valvular percutáneas

Se trata de un procedimiento que no es estrictamente quirúrgico. La reparación se realiza mediante cateterismo. Es una técnica poco empleada y reservada para pacientes cuyo riesgo quirúrgico es muy elevado.

En cualquier caso, la técnica a utilizar ha de ser decidida por conjunto del equipo cardiológico y dependerá de:

  • La naturaleza y la gravedad del defecto del anillo valvular
  • Los riesgos añadidos que presente el paciente, como puedan ser la edad, la existencia de otros trastornos cardiacos o la presencia de otras patologías no relacionadas con el corazón.

Factores a tener en cuenta antes, durante y después de una anuloplastia

Como ocurre con cualquier otro tipo de cirugía, es necesario tener en consideración ciertos factores:

Antes de la cirugía

La ansiedad, la angustia y el estrés son síntomas frecuentes en los pacientes que esperan someterse a una cirugía cardiaca. Estos síntomas se atenúan o eliminan mediante unas pautas adecuadas de comunicación entre el equipo cardiológico y el paciente.

En algunos casos, la asistencia de un psicólogo puede ser una fórmula muy aconsejable para evitar que el paciente se estrese, se angustie o se deprima durante la espera.

Durante la cirugía

El día de la intervención, el paciente ha de presentarse en ayunas. En este sentido, no puede ingerir alimentos en las ocho horas anteriores al inicio de la anuloplastia.

Ya hemos indicado que es necesaria la utilización de anestesia general. Aun así, el proceso de reanimación tras la intervención es relativamente rápido.

Tras ese proceso, el paciente es trasladado a la UCI, estando permanentemente monitorizado y atendido. Si no se presenta ninguna complicación, en cuestión de horas es trasladado a planta.

Si la operación se ha realizado mediante cirugía mínimamente invasiva o mediante técnica percutánea, la estancia hospitalaria se limita a un par de días, tras los cuales el paciente recibe el alta.

Cuando la anuloplastia se efectúa mediante cirugía abierta, la situación de alta hospitalaria se produce en torno a una semana después de que el paciente haya sido trasladado a planta.

Después de la cirugía

La vuelta a la normalidad se produce de manera progresiva y el proceso dura algunas semanas. Eso sí, el paciente recién intervenido ha de abstenerse de realizar esfuerzos físicos durante los primeros días.

Respecto a los anillos artificiales colocados, estos son considerados una solución definitiva, ya que su vida útil es de varias décadas.

Finalmente, el paciente que se ha sometido a una intervención de anuloplastia debe mantener, de por vida, unos hábitos vitales y alimenticios saludables. Asimismo, es imprescindible el seguimiento del tratamiento medicamentoso prescrito por el cardiólogo.

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