Ante un caso de angina de pecho el diagnóstico temprano es importante para poder evitar complicaciones en el futuro.
La angina pectoris es un síntoma de enfermedad coronaria cuya aparición puede estar influenciada por factores como la dieta, el estilo de vida o la preexistencia de factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión, el colesterol alto o el tabaquismo.
¿Qué es la angina de pecho?
Las arterias son susceptibles de sufrir diferentes patologías. Por eso, es importante saber qué es un aneurisma aórtico, pero, también, tener claro qué es una angina de pecho. Esta última se produce cuando alguna de las arterias coronarias se obstruye de manera total o parcial y esto causa una falta de riego sanguíneo hacia el miocardio.
La particularidad de estos episodios es que son temporales. Pasados unos minutos, el riego sanguíneo vuelve a fluir con normalidad. Sin embargo, eso no implica que el paciente esté recuperado, porque la angina es un síntoma de que algo está fallando en el funcionamiento del corazón.
Causas de la angina de pecho
Existen diferentes factores subyacentes que pueden estar detrás de un episodio de este tipo:
Enfermedad coronaria
La angina puede ser síntoma de una arteriosclerosis coronaria, un proceso que implica un estrechamiento y endurecimiento de las arterias debido a la acumulación de depósitos o placas de grasa en las paredes.
Estas placas obstruyen parcialmente el flujo de la sangre y reducen la cantidad de oxígeno que recibe el corazón en situaciones en las que aumenta su demanda. Por ejemplo, al realizar deporte o ante una situación de estrés emocional.
Si las placas se rompen pueden formar un coágulo de sangre o trombo que bloquea el flujo sanguíneo hacia la arteria coronaria. Esto puede causar una angina de pecho aguda o incluso un infarto de miocardio si la circulación sanguínea no se restablece rápidamente.
Espasmo arterial
Algunas personas pueden experimentar este problema como consecuencia de espasmos temporales en las arterias coronarias, lo que se conoce como angina variante o de Prinzmetal.
Estos espasmos pueden aparecer sin causa aparente, pero también pueden ser consecuencia de factores como el estrés, el tabaquismo o el frío.
Factores de riesgo cardiovascular
Existen condiciones de salud que pueden ser un factor de riesgo:
- Hipertensión arterial. La presión arterial alta puede dañar las paredes de las arterias coronarias y facilitar la formación de placas de ateroma.
- Hiperlipidemia. Unos niveles altos de colesterol malo y bajos de colesterol bueno contribuyen a la acumulación de placas en las arterias.
- Tabaquismo. Fumar aumenta de manera notable el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, porque los componentes del tabaco dañan las paredes de los vasos sanguíneos y favorecen la formación de placas.
- Diabetes mellitus. Existe una cierta relación entre la diabetes tipo 2 y el riesgo de sufrir una enfermedad coronaria, porque la resistencia a la insulina y otros factores metabólicos afectan a las arterias.
- Sedentarismo y dieta poco saludable. La no realización de ejercicio de manera regular, y seguir una dieta alta en grasas saturadas y azúcares, son factores que incrementan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Factores genéticos y hereditarios
Algunas personas tienen una predisposición genética al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, entre ellas la angina de pecho.
Otros factores
El estrés emocional, la exposición al frío extremo y otros factores ambientales como la contaminación, pueden desencadenar episodios de angina de pecho en personas que ya tienen una enfermedad coronaria establecida.
Síntomas de una angina de pecho
Esta patología cursa con síntomas que pueden variar en intensidad y duración. Es habitual que el paciente experimente dolor en la zona central del pecho. Puede ser una sensación de presión u opresión, pero también de ardor o quemazón, e incluso un dolor agudo y punzante.
En ocasiones, el dolor irradia hacia otras zonas como el brazo izquierdo, la mandíbula, el cuello o la espalda. Y no suele ser constante, dura unos minutos y se alivia con algo de reposo o con la toma de medicamentos específicos como los nitratos.
Algunas personas también experimentan síntomas adicionales como sensación de mareo, desmayo, sudores fríos, náuseas y vómitos.
Diagnóstico de la angina de pecho
Para diagnosticar la angina pectoris se somete al paciente a una exploración física que implica medir la presión arterial y la frecuencia cardíaca, palpar el pecho y el abdomen, toma de la temperatura, toma del pulso y auscultación del corazón y los pulmones.
Si el especialista aprecia indicios de angina, se someterá al paciente a pruebas diagnósticas. La más habitual es el electrocardiograma o ECG, que permite reconocer los diferentes tipos de angina.
También se puede realizar una radiografía de tórax y es habitual que se practiquen análisis de sangre para medir la concentración de troponina cardíaca.
Para tener más información sobre cómo está funcionando el corazón, se pueden realizar pruebas adicionales como un ecocardiograma, una resonancia magnética cardíaca, un test de esfuerzo y una angiografía coronaria.
Tratamiento de la angina de pecho
Los especialistas utilizan en estos casos medicamentos como las estatinas, los betabloqueantes, bloqueadores de los canales de calcio o nitratos. En los casos más graves, se puede valorar la colocación de un stent para abrir las paredes de las arterias y facilitar el flujo sanguíneo.
Además, es habitual que se recomiende al paciente que adopte un estilo de vida más saludable. Que se alimente bien, deje de fumar si es que lo hace, practique ejercicio de forma moderada y reduzca sus niveles de estrés.
Prevención de la angina de pecho
Para reducir el riesgo de sufrir una angina de pecho, hay que controlar los factores de riesgo. Esto implica:
- Mantener la presión arterial dentro de los límites normales.
- Controlar los niveles de colesterol malo y triglicéridos.
- Controlar los niveles de azúcar en sangre.
- No fumar.
- Reducir al mínimo posible la ingesta de alcohol.
- Mantener un peso adecuado a la altura, el sexo y la edad.
- Seguir una dieta saludable.
- Hacer ejercicio de manera regular.
En la angina de pecho, el diagnóstico y el tratamiento son clave para evitar daños al corazón a largo plazo. Si tienes dudas sobre este tema, ponte en contacto con nosotros.